Este viernes se reportó el fallecimiento de la princesa Yuriko de Mikasa a los 101 años de edad. En tanto que la lamentable noticia fue dada a conocer por un portavoz de la Agencia de la Casa Imperial Japonesa.
De acuerdo con el portavoz, su deceso se dio en las primeras horas de este 15 de noviembre, mientras se encontraba en un hospital de Tokio. “Su Alteza Imperial la princesa Yuriko ha fallecido hoy a las 6.32 horas en el Hospital Internacional San Luis. Nos gustaría expresar nuestro más sentido pésame”, señaló.
Aunque ya llevaba varios meses internada, específicamente desde marzo, debido a un derrame cerebral y neumonía. Y si bien recibió tratamiento médico, pruebas recientes revelaron un notable deterioro en sus funciones cardíacas y renales, lo que hizo que en los últimos días se complicara su estado de salud.
Mientras que su partida marca el fin de una era ya que, además de ser la última representante de su generación viva hasta hoy, también ostentaba ser el miembro más longevo de la Familia Imperial. Por ello es que hoy recordamos su vida y el gran legado que ahora deja dentro de la cultura y la realeza japonesa.
¿Quién fue la princesa Yuriko de Mikasa?
Yuriko de Mikasa nació el 4 de junio de 1923 en Tokio, Japón, en el seno de una familia aristocrática. Luego, pasó a formar parte de la Casa Imperial tras su boda con el príncipe Takahito de Mikasa, en octubre 1941, convirtiéndose en una figura clave durante el periodo de posguerra.
De su matrimonio con Takahito, quien murió en 2016, nacieron cinco hijos: Tomohito, Yoshihito, Norihito, Masako Sen y Yasuko Konoe. Estas dos últimas abandonaron la Familia Imperial al casarse.
A pesar de su posición privilegiada, Yuriko siempre mantuvo un perfil bajo, dedicando gran parte de su vida a actividades filantrópicas, como el apoyo a instituciones médicas y programas de bienestar social. De hecho, fue presidenta honoraria de varias organizaciones, incluyendo la Fundación Imperial Boshi-Aiiku-kai, enfocada en la salud materno-infantil.
También estuvo involucrada en proyectos relacionados con la preservación de la cultura japonesa y la cooperación internacional. Por lo que, a lo largo de su vida, recibió numerosos honores tanto nacionales como del extranjero.
Es por ello que ahora la muerte de la princesa Yuriko deja un vacío simbólico en la Familia Imperial japonesa, sobre todo porque su legado representó la continuidad de una dinastía que ha logrado trascender a lo largo de los siglos y que, ahora, se ve amenazada su existencia.
Así, la Casa Imperial despide no solo a su miembro más longevo, sino a una figura que, en silencio, supo preservar la esencia de una institución que forma parte del alma y cultura de Japón.