Desde esta semana se exhiben los nuevos retratos de los reyes Felipe VI y Letizia Ortiz realizados por la famosa fotógrafa Annie Leibovitz. Unas imágenes encargadas por el Banco de España, para conmemorar su décimo aniversario de reinado y sus veinte años de matrimonio, y que ya han dado la vuelta al mundo.
Aunque la sesión fue realizada en febrero de este año, ha sido hasta ahora que los retratos han visto la luz como parte de la exposición La Tiranía de Cronos, que recién se inauguró este 26 de noviembre. Por ello es que en esta ocasión analizaremos estas majestuosas fotografías y algunos de sus detalles ocultos e interesantes.
La reina Letizia sin corona
Uno de los detalles que más llamó la atención fue el hecho de que la esposa de Felipe VI no luciera una tiara ni corona para esta fotografía. Algo que varios expertos royals han visto como un mensaje oculto del origen plebeyo de Letizia, pues recordemos que ella no procede de familia noble.
El vestido de Letizia Ortiz, un homenaje a la moda española
Otra de las cosas que más llamó la atención fue el vestido negro de Balenciaga que usó doña Letizia para la sesión de fotos. Un gesto que algunos consideran como un guiño al legado de la moda española. Se trata de una pieza de gala, con escote palabra de honor y con un diseño drapeado que resalta la figura de la consorte.
Cabe resaltar que el vestido data de 1948 y fue confeccionado por el mismo modisto para una vecina. Aunque ahora pertenece a una colección privada de la Fundación Antoni de Montpalau, la cual prestó la pieza para la ocasión.
El guiño a los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía
Este es uno de los detalles ocultos pero más significativos de la fotografía ya que Letizia complementó su look con una vibrante capa de color rojo, y la cual guarda una gran relación con los reyes eméritos.
Según lo que se sabe, esta capa perteneció a María del Carmen Ferrer-Cajigal de Robert, condesa de Torroella de Montgrí y marquesa de Robert, y fue confeccionada por el mismo Balenciaga para la boda de Juan Carlos I y Doña Sofía en Grecia. De ahí que algunas voces interpreten que la elección de esta prenda es un guiño a los padres del rey Felipe VI.
La composición de la fotografía
Esta obra en realidad es un díptico, es decir, una fotografía que fue separada e impresa en dos. Por lo que esta separación de los retratos sugiere la individualidad de sus roles dentro de la corona española, pero la coherencia en el entorno conecta ambos retratos como un conjunto que funciona en unidad. Esto refuerza la idea de que tanto Felipe como Letizia son figuras fuertes por sí mismas, pero también pilares conjuntos del sistema monárquico español.
El tema de la exposición, La Tiranía de Cronos, está implícito en estos retratos, sobre todo por la elección del Salón Gasparini como el lugar para fotografiar a Felipe VI y Letizia Ortiz. Esto debido a que este es un espacio con relojes y detalles relacionados con el paso del tiempo, lo que refuerza la idea de que los monarcas son figuras atemporales dentro de un contexto histórico cambiante.
Estos retratos no solo son piezas artísticas, sino también narrativas visuales que comunican mensajes sutiles sobre el papel de los monarcas en el siglo XXI. Su interpretación puede variar según quien los observe, pero la riqueza de los detalles asegura que son mucho más que simples fotografías oficiales.